Madre Nuestra de Guadalupe, prodigio y regalo de Dios Omnipotente, cuídanos, protégenos y guíanos a través de todas las situaciones que se nos presenten en esta vida.

Nunca nos dejes ni de noche ni de día. Ven por nosotros a la hora de nuestra muerte y acompáñanos hasta la presencia de Dios. Quédate a nuestro lado durante nuestro juicio final, como nuestra madre, abogada y defensora.

Te amamos con todos nuestros pobres corazones y deseamos servirte fielmente. Gracias por todo lo que has hecho por nosotros hasta este momento y por todo lo que harás en nuestro favor en el futuro.

Permítenos abrazarte y besarte en este día dedicado a ti y danos tu bendición. La felicidad de sabernos tus hijos nos consuela y nos anima.



¡FELICIDADES MADRE NUESTRA!